sábado, 15 de mayo de 2010

Víctor Manuel advertía en 1974 (y hablaba al parecer de sí mismo): Todos tenemos un precio.

(Miguel Narros - Víctor Manuel)

Todos tenemos un precio,
todo se compra, se vende,
el traficante, el artista,
intercambian sus divisas.
El esclavo como el rey
tienen idéntica piel
y en el horno se verá
que todos somos igual.

El hombre gordo y el flaco;
el gigante y el enano.
Y aquel que viste de gris
para vivir camuflado.
El que trepa de puntillas
y se olvida de sus pasos
también
aquel que niega su brazo
al que vive más abajo.

El señor y la doncella;
el poeta y su miseria.
Piratas y mercenarios,
falsos revolucionarios.
Algún cerdo disfrazado
de paloma mensajera
también
Caperucita y su abuela;
Tom y Jerry, Cenicienta.

(1974)

6 comentarios:

  1. Si, si, estoy de acuerdo, sobre todo la última estrofa lo describe muy bién.

    Un abrazo

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  2. No todos, no todos tenemos un precio.

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  3. Todo eso para decir que él tenia precio.¿A ver cuanto dan por mi?;cantaba con muy poca retórica.La experiencia nos dice que por suerte muchisisisisimas personas no tienen precio.

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  4. Víctor Manuel qué razón tenía entonces, lo que no sabíamos es que él tenia tan poco valor, nosotros en cambio –los verdaderos revolucionarios- tenemos un alto precio, ese que solo se puede pagar con un cambio social definitivo que borre de un plumazo todas las injusticias e inequidades…

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  5. Es que hay q tener mucho HUEVO (decimos los argentinos)para no coquetear con los negocios.
    Sin embargo la historia tiene muchos ejemplos de valor y de personas q sí tuiveron HUEVOS para enfrentar al enemigo.
    Para el Imperio y sus cipayos europeos estas palabras de Tupac Amaru, al Visitador Areche,que le exigía el nombre de sus cómplices.
    "Aquí no hay más cómplices que tú y yo: tú por opresor, y yo, por libertador, merecemos la muerte".

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  6. Antonio Rodríguez Salvador16 de mayo de 2010, 15:00

    Ahora también me acuerdo de aquellos versos de Nicolás Guillén que cantaba Victor Manuel: "Al corazón del amigo: ¡Abre la muralla!... Al veneno y el puñal: ¡Cierra la muralla!" Bueno, parece que ahora él apuesta por el diente de la serpiente.
    Antonio Rodríguez Salvador

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